El Mundial de natación que finalizó hace unos días en Roma dejó expuesta la gran diferencia entre Brasil y Argentina. O, mejor dicho, al refrendar las estadísticas, volvió a demostrar que los vecinos --de la mano de su máxima figura, César Cielo--, no tienen techo y que nuestro país, sin estrellas, hace agua.
Primero hay que analizar los números del torneo que serán una buena manera de interpretar las diferentes realidades. Argentina no ganó medallas (el mejor puesto lo consiguió Cecilia Biagioli, 12ª en los 400 metros libre) y sólo tres de sus nadadores --Biagioli, Esteban Paz en los 800 metros libre y Gonzalo Acuña, en 50 y 100 metros pecho--, consiguieron mejorar sus récords. Veamos Brasil: ganó cuatro preseas (dos de oro), participó en quince finales, logró un récord mundial, nueve de campeonato y 33 nuevas marcas a nivel sudamericano para constituir la mejor actuación en este tipo de torneos.
Las cifras no son menos escalofriantes a la hora de hablar de dinero, claro. Nuestro país tiene un presupuesto de 1.500.000 pesos anuales (unos 130 mil dólares), que la Secretaría de Deportes le otorga a la CADDA (Confederación Argentina de Deportes Acuáticos) dividido en becas (400 mil) y en pago de viajes a competencias más infraestructura (1.100.000). Para Brasil, los millones de dólares llueven: son entre 10 y 12 por cada 365 días.
"Brasil tiene mayor cantidad de gente practicando deporte y también natación", dice Alejandro Lecot, figura nacional en la década del 80--, a la hora de las comparaciones. Agrega: "Además tiene un fuerte respaldo de los auspiciantes privados. Sus nadadores cuentan con sacrificio y deseo de superación. Cielo es de Florianópolis, es el mejor brasileño de la historia y aún tiene más proyección".
Tomando una de las frases de Lecot, hay que analizar otro dato que no es menor: Minas Gerais, un estado brasileño, cuenta con cuatro mil nadadores federados, mil más que Argentina en total. Y de la cantidad también sale la calidad.
Hoy la mayoría de los nadadores brasileños están en el Primer Mundo del deporte. Tienen respaldo económico y un equipo detrás suyo que los hace sentirse bien profesionales. En estas tierras, en cambio, muchos entrenadores tuvieron problemas con sus sueldos y varios nadadores recibieron con mucho retardo sus becas de esta temporada. Y la CADDA no paró de tener problemas dirigenciales.
Hoy las comparaciones entre ambos países son odiosas. Ya no compite José Meolans, al fin y al cabo el único campeón mundial argentino, y Georgina Bardach --bronce en los Juegos de Atenas 2004--, se desinfló tras su baja performance en Beijing 2008. En Brasil, Cielo Filho no para de crecer: ganó los 50 y 100 metros libre en Italia, agregado a aquella medalla dorada en Beijing también en los 50. El gran contraste.
Clarin.com
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