martes, 8 de julio de 2008

Carta abierta a mi hija que nada

Carta abierta a mi hija que nada

Quiero que sepas lo importante que es para nosotros que hayas elegido nadar.
Tal vez debí decírtelo personalmente, pero sucede que a veces es más fácil escribir que hablar y además…te va a hacer bien leer un poco.
Quiero que sepas que compartimos cada patada y cada brazada que das en el agua.
Quiero que sepas que acompañamos tu esfuerzo desde el costado de la piscina cuando podemos ir o desde casa cuando no podemos (siempre queremos ir).
Quiero que sepas que nos parece estupendo que estés mojado hasta las orejas, lejos de las cosas que pueden hacerte mal. ¿Sabes? …en este mundo de hoy, muchas cosas que hacen daño nunca pudieron entrar en una piscina de competición.
El otro día lo vimos juntos en la televisión -¿te acuerdas?-las tortugas recién nacidas no están a salvo de los depredadores hasta que no llegan al agua. .
Esa es una de las razones por la que defenderemos con uñas y dientes tu opción, porque estamos convencidos de que a los mercaderes de la muerte, a los que trafican con droga y con vida, les costará mucho atraparte si te mantienes en el agua.
Por eso estamos orgullosos; porque el mundo que soñamos no se merece ninguna renuncia de tu parte (te hablo de un mundo que estamos convencidos será mejor si lo construyen personas que hayan optado por el deporte).
No para pasarte nuestra carga, no para pedirte que hagas nada en nuestro nombre, nada que nosotros no hayamos hecho, simplemente para que sigas usando la facultad de optar, aunque esa misma facultad incluya la opción de abandonar el deporte.
Sí, es cierto… más de una vez nos hemos preguntado si está bien tanto esfuerzo, si es correcto que seamos cómplices de tanto sacrificio, si está bien que te ayudemos a perder salidas.
La pregunta aparece y golpetea nuestras cabezas una y otra vez…. sobre todo ahora que empiezas a crecer y comienza tu tiempo de diversión adolescente.
Y cada vez que la pregunta emerge, cada vez que una duda sale a la superficie, cada vez que un signo de interrogación queda flotando, al verte nadar, al verte desde lejos jugar y divertirte con tus compañeros, más nos convencemos de que está bien, porque ése es el camino que tú elegiste y en definitiva eso es lo trascendente: tu elección.
Porque lo que te hace mejor es justamente que hayas podido optar a tan corta edad.
Que hayas manejado con tanta naturalidad esa facultad extraordinaria que nosotros no usamos hasta el final de nuestra adolescencia o hasta que fuimos adultos.
Eso es lo que emociona.
Nosotros… que somos de la generación que empezó mil cosas y terminó cincuenta; que se subió a cientos de ómnibus antes de tomar el que nos traería a este lugar; que inventamos los tests vocacionales, estudiantes de todo y maestros de poco; nosotros valoramos más que nadie esa facultad de optar que has usado tan tempranamente.
Por eso cuidamos tanto cada minuto de tu vida, porque has invertido mucho para tan pocos años.
Queremos que sepas que estamos orgullosos de tus carreras.
De tus primeros puestos y de tus últimos lugares.
Y mucho más de estos que de aquellos, porque para estos has puesto el mayor esfuerzo sin conseguir el mejor resultado, pero lo has intentado.
Queremos que sepas que no son tus medallas las que nos hacen distintos.
Lo que nos hace mejor es la opción que has defendido.
No son tus derrotas las que nos duelen, nos duelen los niños que no han tenido la posibilidad de optar.
Recuerda por favor en el momento de entrar al agua:

*** Cada vez que llegues último serás uno de los ocho primeros en la carrera que juegas con los niños que prefirieron quedarse en su casa a mirar televisión.

*** Ten presente siempre la palabra del “profe”, él se ha equivocado muchas más veces que tú, por eso es sabio en el agua.

*** No vayas nunca contra el grupo, sé parte de él, comparte con él sus alegrías, será la clave para tenerlo junto a ti si algún día te llega una tristeza. Cuando la repartas entre tantos, te resultará chiquita.

*** Sé antes que nada buen compañero, buena persona, es el carril más directo para llegar a ser buen nadador.

*** Intenta ser protagonista y si no lo consigues sé parte importante del equipo. Si eso también te resulta difícil sé atento espectador de tu grupo.

Nosotros… que nadamos muy poquito, nosotros que te pedimos que hagas lo que no sabemos hacer, estamos siempre en el carril de al lado. Aunque no nos veas, allí estamos, como estamos en el banco de la escuela o en el asiento del ómnibus. Aunque no nos veas, porque hemos elegido -papá y mamá- justamente ese camino: nadar en postas con nuestros hijos.
Eso sí… recuerda siempre:

Nada con amor.
Sé feliz en cada brazada.
Si lo haces nadie podrá ganarte.
Ni siquiera aquellos que lleguen antes que tú.

Te queremos mucho
Mamá y papá

Marciano Durán http://www.marcianoduran.com.uy/?p=306
(Escritor uruguayo)
Junio 2008

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